En la Obra clasica de Charles Singer Historia de la Biología (que es una de las más completas que se han escrito), puede encontrarse un ejemplo de la concepción tradicionalista de la historia de la Biología, donde el autor afirma que Aristóteles es el primer gran Biólogo de la antiguedad; es evidente que hay una completa discrepancia en esta posición; pues Aristóteles es un filosofo fundamental para el desarrollo de la cultura occidental, es un naturalista de alta capacidad, que desarrolla el conocimiento zoológico, pero no es un Biólogo en sentido estricto.
En dicha lógica, se puede decir que surgen con antelación la botánica y la zoología, pero no la Biología como tal. Hablar de Biología implica la explicación del porqué de los seres vivos, porqué son así, porque se encuentran donde están, así como entender que es la vida como fenómeno.
Michel Foucault, en su libro Las palabras y las cosas, dice que antes del siglo XVIII ni siquiera se podía hablar de vida, porque la vida misma no existía. Esta atrevida afirmación se entiende en el sentido de que en el siglo XVIII, la gente todavía no tenía claro lo que era la vida; esto lo ilustra con un texto que toma de la obra del filosofo Gaston Bachelard, La formación del espíritu científico, donde Robinet, un importante naturalista francés de aquella época, le confiere la propiedad de la vida a los minerales, e incluso dice que tienen capacidad para nutrirse, lo cual se encuentra ligad con su coloración y sus características; esto revela la confusión que existía acerca de lo que está y no está vivo.
La noción más antigua de vida, la más original, es aquella que la relaciona con el movimiento, motivo por el cual se consideró por mucho tiempo que no estaban vivas las plantas. Tales de Mileto, decía que los imanes tenían vida ya que poseían la capacidad de atraer el hierro y de trasmitir la capacidad de movimiento a las partículas del metal, participándoles de esa propiedad vital. Aristóteles mismo, considera que los seres vivos se ubican en lo que sería una gran cadena del ser, donde se halla del nivel de lo mineral, de lo vegetal, de lo animal y por último el de lo humano, por lo que para el maestro de Liceo la vida se entiende como una cuestión de mas o menos; hay seres más vivos que otros, por lo que las plantas se encuentran más vivas que los minerales, y los animales más que las plantas a lo largo de esa gran cadena del ser.
Hoy en día la vida se considera como una propiedad de ciertos sistemas termodinámicos abiertos, esto es, que intercambian materia y energía con el medio (metabolismo), responden a los estímulos del entorno (irritabilidad) y poseen información que pueden trasmitir entre sí y en el tiempo, al contar con la capacidad de autorreplicación (reproducción).
La Biología es la ciencia que estudia la vida y por tanto, los fenómenos y procesos que ocurren en los seres vivos. No obstante, el lector podrá preguntarse entonces cómo consideramos a la gran cantidad de descubrimientos y contribuciones relativas a los seres vivos y a la vida misma, desde los albores de la humanidad y hasta el siglo XIX. Pues bien, esto debe abordarse pensando que el desarrollo de un campo del conocimiento como es el de la vida, o cualquier otro, consta de dos etapas: la historia de esa ciencia propiamente dicha y blo que podríamos llamar su prehistoria.
De acuerdo con esta perspectiva, las bellas descripciones que encontramos en el México prehispanico acerca de las plantas y animales de nuestro país, o aquellas de Francisco Javier Clavijero en el siglo XVIII, o las clasificaciones aristotélicas de la fauna o las de Teofrastro acerca de la flora, e inclusive la gran contribución de Carolus Linneo, no serían Biología, sino historia natural, y así se llamo de hecho por mucho tiempo.
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